GEROCULTORAS DE BETULA ALBA: CARICIAS QUE SE DAN SOLO CON LA MIRADA

Mucha sensibilidad, una gran sonrisa, saber escuchar a todo el mundo y sobretodo mucha, mucha paciencia. Estas son las características personales que tienen todas y cada una de las gerocultoras que trabajan en Betula Alba.

Para nuestros residentes, las gerocultoras que comparten con ellos el día a día, se convierten en un referente a lo largo de su estancia.

En muchas ocasiones ellas tienen que “hacer” de psicólogas, animadoras, dietistas, peluqueras, etc. porque cuando nuestras gerocultoras se implican en la vida de un residente, no pueden desvincularse de otros ámbitos porque la persona es un todo, y no pueden separar la parte emocional de la funcional.

El equipo de gerocultoras, con la ayuda del equipo técnico, hace de cada residente una persona única atendiendo de forma personalizada y respetando su historia de vida, para hacer que se sientan como en casa.

Es importante tener en cuenta que aparte de cuidarlos en sus necesidades , hay una tarea de acompañamiento hasta su último momento de descanso, y para ellas, esta función, no se convierte en angustia, sino en una sensación de paz, al ver que la persona ha sido cuidada con todo el respeto y sensibilidad.

Nuestras gerocultoras son conscientes que su faena es una parte esencial en lo que respecta a los residentes, pero también tienen claro que si no trabajan en equipo los resultados no son positivos. Y entre todos los equipos tiene que haber un anclaje.

La filosofía de trabajo de nuestras gerocultoras radica en tratar al residente como a ellas les gustaría ser tratadas porque no se trata de cuanto se hace, sino de cuanto amor se pone en ello.