IV TARDE INTERGENERACIONAL

Ya hace cuatro años que empezamos la odisea de organizar una de las tardes más esperadas por nuestros residentes y por los niños: La Tarde Intergeneracional de Betula Alba.

La idea empezó en 2012 después de hacer una entrevista a Ana Bergua, familiar de residentes y escritora del libro “L’àvia necessita petonets”.

En esa conversación empezaron a surgir ideas sobre la importancia de relacionar diferentes generaciones, la terapia emocional que se crea y el desarrollo personal, social y afectivo de los mayores, adultos, adolescentes y niños que participan en ellas.

Desde entonces, y con más participación cada año, gente de todas las edades, desde 1 a 87 años, residentes, familiares, padres y niños, profesionales con sus hijos, etc. se reúnen para interactuar y crear un ambiente de complicidad difícil de ver en otros tipos de relaciones.

Durante estos años, nuestras tardes intergeneracionales han consistido en tardes de rompecabezas, de marionetas, de cuentos,… y este año: una tarde de magia.

Gracias a la colaboración de nuestros monitores y del mago Oscar de la Torre, la primera parte de la tarde consistió en un taller donde nuestros residentes y padres ayudaban a los más pequeños a hacer sus chisteras y sus varitas mágicas. Pequeños recortando por un lado y padres por otro, residentes pegando partes de la chistera, monitores explicando los pasos a seguir…y entre todo ello, un ambiente lleno de risas y afecto. Todo un espectáculo.

Después de toda una tarde de interacción, todos los participantes del taller, pasaron a nuestro auditorio, y junto con otros espectadores que no se quisieron perder el espectáculo, pudieron disfrutar de la magia de Oscar de la Torre. Magia y entretenimiento sin fin.

Acabar en nuestro restaurante La Tabola con el menú mágico fue la guinda del pastel en una tarde imborrable.

Desde Betula Alba queremos dar las gracias a todas aquellas personas que en estos años han confiado en nuestras tardes intergeneracionales y que nos hacen disfrutar de su experiencia y de la inocencia más pura.

Gracias.

Rosa y Manel